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Como estudiantes,  es claro que, nos planteamos metas y tenemos la ilusión de que al finalizar nuestras carreras lograremos colocarnos en el mercado laboral en un puesto que nos llene de satisfacción, pero siendo realistas que nos llene los bolsillos. Sin embargo, en algunas ocasiones este panorama no aplica a la realidad. Múltiples razones pueden influenciar. Ya sea que el campo laboral al que pretendemos incorporarnos no tenga espacio suficiente o que nosotros mismos no estuviéramos preparados para ser parte de él.

Según publicó el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), en su Estudio de la Situación del sector de Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES), realizado en abril de 2015, en el país existen más de 30.000 PYMES y esto representa alrededor del 33% del Producto Interno Bruto Nacional.

Estas PYMES generan una gran cantidad de empleos, a pesar de su naturaleza de “pequeño negocio”, pues se conoce que solamente existe un pequeño porcentaje de grandes empresas que lleguen a generar más de 100 puestos laborales, lo que nos dice que la vida de las PYMES permite mayor apertura.

Entonces, presentados estos datos de referencia, y entendiendo la gran importancia de esta fuerza económica, cabe la pregunta, ¿a qué se dedican estas empresas?, ¿cómo se organizan? Bien, recopilado de fuentes de información y basándome en experiencias personales como productora en este país, puedo asegurar con certeza que la gran mayoría de PYMES se dedican a comercio y servicios, son pocas los que “se echan al agua” a producir su propio producto. Y algunas razones: falta de presupuesto,  conocimiento, capacitación o incluso, falta de información. Pues como lo representa el título del presente artículo, aquellos que posean el conocimiento tienen las herramientas de hacer grandes cosas.

Todos tenemos vecinos familiares o amigos que a falta de empleo o por deseo de salir adelante por su cuenta crean su propio negocio, pocos de ellos se encuentran inscritos ante el Ministerio de Hacienda por actividad con fines de lucro, pocos siquiera conocen que existe una inscripción como PYMES ante el MEIC, que además de buscar una regulación también les plantea facilitar su labor.

Un buen número de estas se esconden inclusive porque buscan huir de los impuestos y las cargas sociales para así obtener una ganancia neta más grande. Pero al mismo tiempo se alejan de la posibilidad de hacer crecer su negocio. Y aunque esto puede sonar como un argumento político que busca evitar las empresas “ilegales”, les expondré a continuación algunas circunstancias en las cuáles los propietarios de las PYMES nos cerramos las puertas como consecuencia de esta falta de información.

Primeramente se encuentra el tema de las capacitaciones. Pagar una lección de administración, de mercadeo, de contabilidad, de computación… en fin, todo lo que requiere manejar una empresa, desde saber el control de caja hasta conocer cómo tener un producto o servicio rentable y eficiente; resulta bastante costoso y complicando si visualizamos una o dos personas a cargo de todo esto. Bueno, pues el Gobierno, utilizando los impuestos que pagamos, ofrece programas de capacitación a PYMES, a los que todos tenemos derecho y acceso. Por ejemplo, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), se especializa en capacitación a mujeres. El Instituto Nacional de Aprendizaje (INA), dato que pocos conocen, cuenta con un programa de Asistencia Técnica a empresas, especializado para esas personas o negocios que necesitan mejorar su recurso humano, y que no puedan asistir a un centro educativo por sus horas laborales,  este cubre una gran cantidad de áreas. El MEIC se encuentra involucrado en esta y otras iniciativas. Otras entidades públicas y privadas del mismo modo generan apoyo a estos comercios, como El Financiero, CrHoy, Banco Nacional, Banco de Costa Rica, BAC San José; por mencionar sólo algunas. Todo esto de manera gratuita, puede ser para esa pequeña empresa familiar el representante de un gran paso hacia una economía estable.

Y ya que nos referimos a economía, ¿qué es una empresa sin capital?, la respuesta es sencilla, resultaría no ser una empresa. Suena cruel y fácil de criticar, pero no es nada fácil salir adelante sin capital. Esos momentos donde todo el dinero se concentra en una billetera y de ahí debe salir lo suficiente para inversiones, compras, pagos, viáticos, además, los servicios del hogar, el pago de la vivienda, la comida, el dinero para los artículos personales…. Pues bien, no sé realmente cuánto había en esa billetera, pero de seguro que en este momento esa empresa está en dificultades, y esta es la realidad de muchos. Solución, créditos, fideicomisos, manejo de cuentas bancarias, tarjetas de créditos… Aquí nos detenemos. No es fácil presentarse ante un banco y pedir un crédito sin justificación ni documentación que ampare nuestro argumento, y cuanto bien podría lograrse inyectando capital a esa empresa, capital ajeno al gasto de los asuntos personales. Pues ahí es donde, la falta de información y la intención de pasar desapercibidos, nos hace una mala jugada. Muchos proyectos llevados a cabo por bancos gubernamentales han abierto la posibilidad de disminuir de forma impactante los intereses a PYMES, algunos a través de ayudas sociales por medio de convenios, como lo es BN Banca Mujer del Banco Nacional o los Fideicomisos que facilita el IMAS por medio de entidades bancarias.

Sin embargo, vale mencionar que no solamente existen obligaciones para los comerciantes, también gozan de derechos. Por ejemplo, el MEIC asila a los comerciantes que adquieren equipos para sus gestiones y que sufran fraude o estafa.

Bien, después de este camino recorrido sobre estas palabras, se espera que se haya ilustrado realmente la importancia que este grupo representa, en número y en potencial.

Uno de los fines que me propongo con este artículo es que todos nosotros como estudiantes y aquellos que se encuentran en busca de oportunidades,  contemplemos la posibilidad de que una vez que tengamos el título en la mano, bien podamos encontrar ese empleo soñado para una gran empresa multinacional, o incorporarnos a una PYMES, ¿por qué no? Crear nuestra propia empresa.

Cualquiera que llegue a ser nuestra realidad, estas micro, pequeñas y medianas empresas, son parte de nuestra economía y buscar oportunidades, información y capacidades técnicas permitirá convertir un taller en la sala de la casa, una venta ambulante, o la “entradita extra”, en un negocio rentable y con potencial al futuro.

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Marian Bolaños

Soy estudiante de Administración con énfasis en Producción UNED

mi contacto es: [email protected]

 Entre mi experiencia destaca: Lider de la sección de Divulgación de la información de Campus UNED

Cofundadora de la PYME Georgina Colecction, exs fundadora de una Ediorial.

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