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Actualmente se puede observar o leer noticias sobre conflictos nacionales e internacionales relacionados con el recurso hídrico o la explotación desequilibrada de los recursos naturales en general. Pareciera evidente que empresas nacionales e internacionales pretenden expropiar a las personas del agua como “valor de uso” para convertirla en un “valor de cambio”, ocasionando así, esquilmar el recurso hídrico del cual depende la vida en el planeta, o transformarlo en un bien económico que genere dinero y “poder”. En este sentido, entiéndase esquilmar como la disminución o el agotamiento de una fuente de riqueza por la explotación desmedida.

Es útil apreciar la perspectiva sociológica, no limitarse a las ambientales, para informarse sobre los fenómenos capitalistas que indirectamente se apoderan de los recursos naturales ignorando todo derecho humano y mercantilizando lo que este a su alcance. Generalmente, se sabe que se debe cuidar el agua y ahorrarla porque hay escasez, pero investigando a fondo la problemática desde diferentes ángulos, se concluye que realmente se deben tomar acciones y medidas inmediatas para detener el silencioso detonante que poco a poco surge ante la indiferencia de las personas que consumen sin ningún tipo de información.

La mercantilización del recurso hídrico se opone a la reivindicación del agua como derecho, según Barillas y Bonilla (2014, p. 68), el agua por ser uno de los recursos abióticos esenciales es capaz de mover no solo intereses privados y públicos egoístas y comerciales, sino de generar conflictos importantes. El agua es necesaria para poder vivir, esta característica es la que convierte al agua en el oro azul; el cual es más indispensable que el oro negro (petróleo).

El agua siendo considerada un recurso esencial para la vida, no puede faltar la visión de colonización por parte de los entes con más poder adquisitivo que aboguen a favor de la privatización y explotación del agua como fuente de ingresos económicos. Asimismo, la escasez de este recurso generará poco a poco una problemática socioeconómica y política, como sucede en el caso de la explotación petrolera, esto significa, futuras guerras por la posesión del agua. Esto ocasiona, que el “poder” que se le atribuye al recurso hídrico se concentre en una minoría, siendo este “poder” un derecho humano para todas las personas. Por ende, el proceso de mercantilización del agua se opondrá a que esta sea un derecho humano.

Pareciera que el recurso hídrico dentro de la lógica capitalista posee un “poder” (similar o más relevante que el que posee el petróleo), esta relevancia es la detonante para ser codiciado por los entes con poder adquisitivo y político en su afán de control social. El sistema capitalista que impera actualmente, como una extensión de mercancía, pareciera que busca desde sus inicios beneficiar a una minoría sin importar los derechos de la mayoría, eso es parte de la lógica capitalista de la cual se es parte.

La extensión de la mercancía en la sociedad capitalista, según Casanova citado por Barillas y Bonilla (2014, p. 72), consiste precisamente en el esfuerzo permanente por traducir la naturaleza y sus recursos, incluido el ser humano, en una más aunque no lo sea. Las técnicas utilizadas para realizar este proceso de mercantilización son: métodos legales, ilegales, políticos, terroristas o militares.

La gestión del agua, según Ballestero (2013, p. 25), debe ser entendida como una oportunidad para el desarrollo económico y social de un país y que el acceso humano de forma igualitaria al agua es una necesidad básica, al mismo tiempo que un derecho humano fundamental. La garantía del acceso universal al agua y al saneamiento adecuado y seguro ha sido, y sigue siendo, un desafío que el mundo en su conjunto, y Costa Rica en particular, han estado tratando de superar durante las últimas décadas. Sin embargo, la gestión del agua se está convirtiendo en una mercancía que el capitalismo controla de forma desigual favoreciendo el acceso al agua a las industrias o complejos económicos que tengan los recursos económicos para acceder a esta y darles un uso privado, como ocurre en los casos de los hoteles y el sector turístico.

Por otro lado, el fetichismo de la mercancía, según Barillas y Bonilla (2014, p. 73), consiste en una crítica marxista al pensamiento burgués. Este elemento del capitalismo le da vida a los objetos asignándoles el carácter de sujetos, además, intenta que las cosas aparenten asumir las relaciones sociales en el proceso de intercambio mercantil. Dicho de otro modo, los objetos, recursos naturales y humanos son vistos como una mercancía, la cual al ser explotada y sometida, puede generar ingresos económicos a los entes más poderosos. Esto indica, que el agua es visualizada, desde una perspectiva capitalista, como un fetiche de la mercancía más que como un derecho humano al acceso de todos.

Ejemplo de lo anterior es que las personas son vistas como cosas, y se le da más importancia a los bienes materiales que a la relaciones inter e intrapersonales: el celular se ha convertido en una dependencia como si fuera un órgano externo más y que sustituye la interacción con las personas y ha roto la comunicación presencial; pero por otro lado, ha disminuido las distancias entre personas de diferentes países por medio de las redes sociales como: Facebook. En otras palabras, se produce un fenómeno llamado enajenación, debido a que la relación más importante es con los objetos y no con las personas.

El agua, según Barillas y Bonilla (2014), en términos de “valor de cambio” se basa en los principios de lucro y ganancia propios de la producción, pero por su condición de recurso natural es multifacética a diferencia otras mercancías, la clave está en la apropiación privada de este bien con fines comerciales y no en las necesidades que resuelve. El agua como “valor de uso” se convierte en medio de consumo colectivo para suplir necesidades vitales de la sociedad en general, el agua: a) realiza un recorrido desde la fuente hasta consumidor final; b) en ese recorrido adquiere “valor agregado” por lo cual adquiere un precio como servicio colectivo y no como mercancía. En su valor de uso y como medio de consumo colectivo, su característica principal es que está destinado al bien común y, por lo tanto, es un valor que no persigue en sí mismo el lucro y la ganancia, no es su función.

Es importante considerar que según Hernández y Picón (2013, p. 41), del agua dulce del planeta (2,5%), solamente al 1% puede accederse con facilidad, pues el restante 1,5% se encuentra congelado o es la humedad de los suelos, 73% de la extracción del agua en América Latina se usa en la agricultura, la cual es solo ligeramente más alta que la media mundial (71%). Asimismo, señalan que el 8% de la población mundial carece de acceso al agua y que los temas del agua en cuanto a su consumo se vinculan en su mayoría con el agua virtual (AV) y la huella hídrica (HH).

El concepto de AV se acuñó para referirse a la cantidad de agua que se utiliza en la producción de bienes y servicios; mientras que la HH indica los requerimientos de agua para el consumo de bienes y servicios por una población. Por ejemplo, todos bebemos entre 2 y 4 litros de agua al día, pero consumimos más agua virtual, que está incorporada a los alimentos que ingerimos cada día, así, por cada kilo de carne vacuna que se produce se necesitaron 15.000 litros de agua y para 1 kilo de trigo se requirieron 1.500 litros. De esta manera, la huella hídrica se amplía al incorporar el agua virtual (Hernández y Picón, 2013, p. 42).

Para países como Costa Rica, el tema del agua virtual y la huella hídrica son fundamentales, pues aún tienen una estructura agrícola importante que demanda gran cantidad del recurso hídrico y hay otras actividades emergentes, como el turismo de sol y playa, que están incrementando la demanda de agua, sobre todo en regiones secas como la provincia de Guanacaste (Hernández y Picón, 2013, p. 42). El turismo de sol y playa es una actividad económica que transformó la vida cotidiana de muchas comunidades costeras del mundo. La “fiebre” por el turismo mueve masas poblacionales alrededor del mundo (demanda) y provoca una serie de impactos en territorios con aptitud turística (recurso de sol y playa), de manera que la oferta responda y se adapte a las pretensiones del turista (Hernández y Picón, 2013, p. 44).

Experiencias en otros destinos internacionales, según Hernández y Picón (2013, p. 44, 46 y 47) advierten sobre los impactos que genera el turismo de masas en las regiones turísticas. Además del aumento en el consumo de agua, se considera que los núcleos turísticos de masas generan ingentes cantidades de residuos y de emisión de gases contaminantes que pueden disminuir la calidad del aire y del agua; en la industria hotelera no existe la conciencia por el ahorro de agua. Las condiciones climáticas de Guanacaste, sobre todo los días de sol, representan la base principal para la oferta de turismo de sol y playa. El desarrollo turístico en la zona viene demandando grandes cantidades de agua para atender modelos turísticos basados en el recurso hídrico, tales como la atención de jardines, piscinas, canchas de golf y bañeras, entre otros. El modelo turístico por seguir no lo deben determinar las condiciones de un mercado, sino que necesita guiarse por los escenarios sociales y naturales de una región que requiere ser consciente de los beneficios y las consecuencias actuales y futuras generadas por una actividad económica como el turismo de sol y playa.

Pareciera evidente entonces, como lo mencionan Echeverría y Cantillo (2013, p.18), que cuando las cosas se tienen en exceso y gratuitamente se da la tendencia a desperdiciarlas. Eso se ha hecho en Costa Rica con los recursos hídricos: posiblemente, por contar con tanta agua, su correcta administración no ha sido una prioridad nacional. Es necesario que se reconozca que el agua no es gratis y que para asegurar su uso racional deberá pagarse un precio correcto por ella. Además, es pertinente admitir que al introducir herramientas económicas bien gestionadas es posible alcanzar metas ambientales a un menor costo para la sociedad.

La reivindicación del agua potable como derecho humano se deriva del derecho a un nivel de vida adecuado y está asociado al derecho a la salud, así como al derecho a la dignidad humana. El derecho humano al agua y al saneamiento adecuado y seguro debe convertirse en un instrumento para exigir un compromiso político firme con el sector, así como movilizar el apoyo necesario para priorizar el objetivo de agua y saneamiento para todos. En ese sentido, el procurar la cobertura universal es hacer efectivo el derecho humano al agua, el cual debería ser llevado a cabo de acuerdo con los siguientes principios mencionados por Ballestero (2013, p. 26):

  • Mayor eficiencia y responsabilidad en beneficio de cada una de las partes interesadas que deben garantizar, planificar, regular, supervisar y proveer acceso a estos servicios públicos.
  • Concentrarse en los miembros más vulnerables de la población, teniendo en cuenta aspectos de condiciones socioeconómicas, género, cultura y religión.
  • Fomentar una mayor participación de las comunidades en los procesos decisorios.

Cabe agregar, la necesidad de avanzar y superar el paradigma empresarial actual, comprender que el agua no es un bien económico privado, es un recurso abiótico esencial para la vida, por tanto, debe ser gestionado de forma correcta. La satisfacción del turista y las empresas no puede estar por encima del bienestar de los pobladores locales y las futuras generaciones en comunidades turísticas costeras y del valle central. Esto significa, que no siempre el turista o empresario tiene la razón y debe comportarse con la consideración socioecológica que garantice una convivencia sana, respetuosa y educada en cuanto al tema ambiental, social y cultural de la comunidad que lo acoge (Hernández y Picón, 2013, p. 49).

En conclusión, es importante que las personas comprendan el valor de uso que tiene en el agua, que asuman una actitud consciente y valoren este recurso tan esencial no contaminándolo ni desperdiciándolo. Desde una perspectiva social, es necesario que las personas asuman una actitud de respeto, que se entienda que el dinero, en un futuro donde los recursos estén agotados, no se podrá comer. Es indispensable salir de la enajenación en la que se ha sumergido a la humanidad y comprender que somos parte de la sociedad que requiere formar imaginarios que partan de un paradigma humanista, dejando de lado el fetichismo de la mercancía.

 

Referencias

Ballestero, M. (2013). Organizaciones comunales prestadoras del servicio de agua universalizan el acceso y disminuyen la pobreza. Revista Ambientales/Escuela de Ciencias Ambientales: EL AGUA EN COSTA RICA, No. 45, p. 23-40. Heredia, Costa Rica: Universidad Nacional.

Barillas, B. y Bonilla, L. (2014). “El oro azul: entre la apropiación social y su mercantilización”. Revista  Espiga, XIII (27), p. 67-79. Universidad Estatal a Distancia, UNED: San José. Recuperado de https://app.box.com/s/xkmiranb3vs6sbvknw5r8xi3d6jyf269

Echeverría, J. y Cantillo, B. (2013). Instrumentos económicos para la gestión del agua. Revista Ambientales/Escuela de Ciencias Ambientales: EL AGUA EN COSTA RICA, No. 45, p. 13-22. Heredia, Costa Rica: Universidad Nacional.

Hernández, A. y Picón, J. (2013). Huella hídrica en tierras secas: el caso del turismo de sol y playa en Guanacaste (Costa Rica). Revista Ambientales/Escuela de Ciencias Ambientales: EL AGUA EN COSTA RICA, No. 45, p. 41-50. Heredia, Costa Rica: Universidad Nacional.

Biografía de la autora:

Seidy María Rodríguez Villegas

Soy Licenciada en Educación Preescolar, Graduación de honor Universidad de Costa Rica, Lic. en Educación Preescolar: Estimulación y corrección del lenguaje de la  Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica, Técnico en Gestión de empresas.

Actualmente escribo para blogs y revistas. He publicado en la Revista Ágora de Heterodoxias / ISSN: 2443-4361/ Vol. 3, N° 2/ julio - diciembre 2017, pp. 150-167. Barquisimeto, Venezuela/ Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”. Ensayo: INCLUSIÓN: HUMANIZACIÓN COMO FUNDAMENTO DE CALIDAD EDUCATIVA, así mismo soy editoria de la Revista digital Diay en temas sociales y políticos. 

He publicado ensayos en el blog Accionar Estudiantil de Campus Estudiantil UNED como escritora frecuente desde inicios del 2018.

En el año 2016 fui ganadora del primer lugar género ensayo en el Concurso Literario II Encuentro Interdisciplinar cerebro y contexto: Neurociencias y humanidades, Universidad de Costa Rica, con el Ensayo: Aportes de la Neurociencias a la Educación.

Soy bloguera y escribo bajo el seudónimo Oblivia (Página de Facebook: Oblivia).

Soy docente en un Centro de Educación y Nutrición. Mi correo electrónico es [email protected]